En Cuadros de viaje, la sensible admiración por la naturaleza y sus monumentos contrasta con la ironía y el humor que le imprime Heine a sus «cuadros». Y sucede que él quiere desencantar la naturaleza y poner de manifiesto lo hueco que resultaría refugiarse solo en la belleza del paisaje mientras que Alemania se encuentra en una desastrosa situación histórica y popular. El paisaje, por hermoso que sea ya no proporciona consuelo ni cobijo, y no responde a las muchas inquietudes y también inquietudes de lo humano. Estos «cuadros», desperdigados en varios géneros, y recogidos ahora por vez primera en una edición íntegra y en un solo volumen, son cruciales para comprender toda su obra, ya que en ellos se revela una visión de todo el mundo y una poética a las que el autor se sostendrá fiel a lo largo de toda su trayectoria.