– La muerte siempre llega, ¿pero a qué velocidad anda exactamente?
– ¿Por qué razón olvidamos qué hemos hecho cuando nos emborrachamos demasiado?
– ¿Podría celebrarse un Mundial de fútbol en Marte?
– ¿Por qué razón viven casi cuatro años mucho más los triunfadores de un Oscar que los que sólo fueron nominados?
– ¿Son las vacas magnéticas? ¿Señalan siempre el norte y el sur con sus cuernos y su cola? ¿Serían necesarios establos feng shui para prosperar la calidad de la leche?
Todas las preguntas, incluso las mucho más estúpidas en fachada, esas que de forma frecuente formulan los pequeños y los mayores que desean preservar algo de su curiosidad, se tienen que hacer y pueden ocultar reflexiones inopinadas y profundas. Si la responsable de contestarlas es la ciencia improbable, esa forma cómica y poética de interrogar el procedimiento científico, Pierre Barthélémy es su principal académico. Él sabe que bajo la bata del investigador mucho más sabio se oculta, a veces, un payaso en potencia. Lo improbable no solo suele ser mucho más entretenido, sino que es posible y la mayoria de las veces necesario.