El aprendizaje cooperativo es una herramienta metodológica que procura explotar las enormes posibilidades que da la interacción popular para potenciar la educación de todo el alumnado trabajando en conjuntos. Esta obra aborda siete acciones específicas que debemos desarrollar para producir estudio cooperativo: agrupar a los alumnos, establecer un contexto cooperativo, articular la tríada cooperativa -interdependencia efectiva, participación equitativa y compromiso individual-, establecer el nivel de ayuda con el que trabajarán los alumnos en cada instante, administrar la variedad dentro de los equipos, y diseñar y administrar procesos de evaluación, autoevaluación y coevaluación del estudio.Recopila de esta forma ciertas propuestas y tácticas que suelen potenciar la efectividad del estudio cooperativo y, por tanto, pueden ayudar a integrar la cooperación a la práctica enseñante. Es un libro para realizar, para poner en práctica y, para ser reescrito a través de nuestra experiencia cooperativa.Como afirma el creador del prólogo de esta iniciativa de acercamiento y aplicación del estudio cooperativo, el Catedrático de Sociología Ramón Flecha: «La cooperación y el diálogo en centros, salas y conjuntos distintos, heterogéneos, no es solo el mejor recurso de estudio del que en la actualidad disponemos sino que asimismo es la mejor preparación para las sociedades poco a poco más distintas en que estamos trabajando y vivimos» porque «Con la participación activa y equitativa de todo el alumnado recorremos múltiples zonas de avance próximo y logramos que todas y todos sean mucho más capaces». La obra de Francisco Zariquiey, experto en estudio cooperativo, «Colaborar para estudiar» plantea todo el desarrollo de aplicación del estudio cooperativo, combinando teoría y práctica, y también incluye tanto una muestra de técnicas cooperativas sencillos y complejas, como diferentes plantillas para evaluar y calificar la capacidad cooperativa de los estudiantes. Resalta asimismo la relevancia de tomar en consideración una premisa clave: «no se trata tanto de que aprendan–los estudiantes–a trabajar juntos como de que juntos aprendan a trabajar solos». «Resulta básico que cuidemos el trabajo individual dentro de las dinámicas de cooperación, tratando de conducir un equilibrio estratégico entre lo que hacen juntos y lo que hacen solos», enseña. Y con este propósito propone 4 niveles diferentes, relacionados con el grado de acompañamiento y ayuda recíproca que se establece entre los estudiantes.
Tácticas para crear un contexto de cooperación y trabajar en equipo entre enseñantes, con los estudiantes y la comunidad educativa en su conjunto.